No vivimos en un mundo de sueños, sino en un universo que, no obstante ser relativo, es real en cuanto concierne a nuestras vidas y acciones. Nuestro asunto en el universo no es negar su existencia, sino vivir usando las leyes para elevarnos de lo inferior a lo superior, seguir viviendo, haciendo lo mejor que podemos bajo las circunstancias de cada día, y vivir hasta donde sea posible de acuerdo con nuestras ideas e ideales más elevados.