Eduardo  Dumont

95%
Flag icon
—¡Llora —dijo Athos—, llora, corazón colmado de amor, de juventud y de vida! ¡Ah, cuánto daría por ser capaz de llorar como tú! Y se llevó a su amigo, afectuoso como un padre, consolador como un sacerdote, grande como un hombre que ha sufrido intensamente.
Los tres mosqueteros
Rate this book
Clear rating
Open Preview