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February 4 - June 4, 2023
La domesticación del fuego fue una señal de lo que habría de venir.
La tolerancia no es una marca de fábrica de los sapiens.
Quizá esta sea exactamente la razón por la que nuestros antepasados eliminaron a los neandertales. Eran demasiado familiares para ignorarlos, pero demasiado diferentes para tolerarlos.
Tengan de ello la culpa los sapiens o no, tan pronto como llegaban a una nueva localidad, la población nativa se extinguía.
Homo sapiens conquistó el mundo gracias, por encima de todo, a su lenguaje único.
Los chismosos son el cuarto poder original, periodistas que informan a la sociedad y de esta manera la protegen de tramposos y gorrones.
Un gran número de extraños pueden cooperar con éxito si creen en mitos comunes.
Los estados se fundamentan en mitos nacionales comunes.
No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos.
Los hombres y las mujeres de negocios y los abogados modernos son, en realidad, poderosos hechiceros. La principal diferencia entre ellos y los chamanes tribales es que los abogados modernos cuentan relatos mucho más extraños.
La verdadera diferencia entre nosotros y los chimpancés es el pegamento mítico que une a un gran número de individuos, familias y grupos. Este pegamento nos ha convertido en los dueños de la creación.
No nos damos cuenta de lo ubicuo que es nuestro material hasta que tenemos que transportarlo a una nueva casa.
Desde la revolución cognitiva, no ha habido un único modo de vida natural para los sapiens. Existen solo opciones culturales, con una asombrosa paleta de posibilidades.
Cuando aparecieron la agricultura y la industria, la gente pudo basarse cada vez más en las habilidades de los demás para sobrevivir, y se abrieron nuevos «nichos para imbéciles».
Las bandas merodeadoras de sapiens contadores de relatos fueron la fuerza más importante y más destructora que el reino animal haya creado nunca.
El momento en el que el primer cazador-recolector pisó una playa australiana fue el momento en el que Homo sapiens ascendió el peldaño más alto en la cadena alimentaria y se convirtió en la especie más mortífera que ha habido en los cuatro mil millones de años de la historia de la vida en la Tierra.
Poseemos la dudosa distinción de ser la especie más mortífera en los anales de la biología.
En los últimos 2.000 años no se ha domesticado ninguna planta o animal dignos de mención.
La revolución agrícola fue el mayor fraude de la historia.
Los culpables fueron un puñado de especies de plantas, entre las que se cuentan el trigo, el arroz y las patatas. Fueron estas plantas las que domesticaron a Homo sapiens, y no al revés.
No domesticamos el trigo. El término «domesticar» procede del latín domus, que significa «casa». ¿Quién vive en una casa? No es el trigo. Es el sapiens.
La moneda de la evolución no es el hambre ni el dolor, sino copias de hélices de ADN.
Esta es la esencia de la revolución agrícola: la capacidad de mantener más gente viva en peores condiciones.