Tú siempre intentas ser perfecto, dice, y siempre te quedas corto, y eso te jode la mente. Por culpa de tu perfeccionismo, tu confianza se va al garete. Intentas que todas las pelotas que lanzas sean grandes puntos, cuando, en el noventa por ciento de los casos, con mantener el rumbo, mostrarte consistente y limitarte a lo básico, tendrías bastante para ganar.

