—Entonces nos iremos juntos. Cuando termine la guerra. —Le tomó la mano y se la llevó al pecho para que sintiera el latido de su corazón—. Cuando termine la guerra. Huiremos a un lugar donde nadie nos conozca. Desapareceremos para siempre. Los ojos de Kaine se humedecieron, pero le devolvió la sonrisa. —Por supuesto.