Una vez le pregunté a Denise, una científica suiza, qué pensaba del Jet d’Eau: «Nuestro cuerpo está compuesto casi en su totalidad de agua, por donde pasan las descargas eléctricas que comunican información. Una de esas informaciones se llama amor y puede interferir en todo el organismo. El amor cambia todo el tiempo. Creo que el símbolo de Ginebra es el más hermoso monumento al amor concebido por el arte del hombre, porque tampoco es siempre el mismo».