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Hay cosas a las que solo nos aferramos por la persona que nos las regaló: nombres, creencias, bufandas.
A veces nuestros recuerdos se redefinen y nos muestran imágenes más bonitas de nuestro pasado, cosas mucho menos horribles que rememorar. A veces debemos pintar sobre ellos, fingir que no recordamos lo que se esconde debajo.
Todos tenemos grietas, una serie de impactos y marcas que la vida nos hace en el corazón y la mente, que se fortalecen con el miedo y la ansiedad, y que a veces cubrimos de esperanza frágil. Yo escojo ocultar mi vulnerabilidad tan bien como puedo en todo momento. Escojo ocultar muchísimas cosas.
Creo que, cuando por fin obtenemos lo que pensamos que queremos, pierde valor. Es el secreto que nadie cuenta, porque, si lo hicieran, todos dejaríamos de intentarlo.
Los recuerdos son cambiantes. Unos se doblan, otros se retuercen, otros se marchitan y mueren con el tiempo. Pero los peores nunca nos abandonan.
El escozor de la soledad solo es temporal, como el de las ortigas. Si no te rascas, la soledad empieza a parecerte normal muy pronto.
Todos intentamos comprar más tiempo, pero el tiempo es invaluable. Tenemos el que nos han dado, no el que podemos permitirnos. El tiempo es una trampilla por la que todos nos precipitamos en algún momento de nuestras vidas, a menudo sin darnos cuenta de lo bajo que hemos caído. Nos cautiva el público que forman nuestros propios miedos, que exigen un bis cada vez que nos atrevemos a dejar de estar asustados.
Es mucho más fácil tomar prestado el amor que corresponderlo.
La juventud nos insta a pensar que en la vida hay infinitos caminos que escoger, mientras que la madurez nos hace creer que solo hay uno.
Todos tendemos a ver lo que queremos en las personas a las que amamos. Las remodelamos en nuestra mente, las convertimos en quienes desearíamos que fueran, en lugar de verlas como son.
El éxito es como el amor: no es algo que todos sepamos apreciar, ni siquiera cuando lo tenemos. Y la vida consiste en avanzar y pasar página. En no mirar atrás; eso solo sirve para sentirse perdido.