More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Hubo un tiempo en que el mundo no fue más que agua: ¡durante cien millones de años llovió sin cesar! Pero ahora el cosmos bulle de monstruos.
—Estás totalmente decidido a hacerme saber todo de ti, ¿verdad? —replicó él—. A que no quepa ninguna confusión y ningún sentimentalismo.
Se enfrascan en una conversación y se ponen a discutir sobre Job. Satán cree que la bondad de Job se basa por completo en su buena fortuna. Y Dios concede permiso al Diablo para que atormente al patriarca. Ésta es la imagen de la situación más ajustada a la verdad que poseemos. Dios no lo sabe todo. El Diablo es un buen amigo suyo. Y todo el asunto es un experimento. Y ese Satán era un reflejo lejano del Diablo según lo conocemos ahora en todo el mundo.
Además, en anteriores ocasiones, siempre me había resultado eficaz doblar la suma que la gente cobraba por sus servicios, con lo que obtenía de ellos una lealtad que no sabían que poseyeran.
¿O acaso estamos como ante un tribunal humano, donde el juez y los abogados pueden mentir y sólo el ocupante del estrado está obligado a decir la verdad?
Con voz suave, se refirió a su trabajo en las misiones de las junglas de Venezuela y del Perú. Trabajo... con niños.
Santa Rosa de Lima, la mística, ejercía una especial fascinación sobre
ella, y también san Martín de Porres, que había trabajado más en el mundo.
Pero, Gretchen, ¿es cierto lo que dices? ¡Para algunos, estos sentimientos tan intensos son la vida, precisamente! Buscamos el éxtasis y cuando lo alcanzamos, en esos instantes... trascendemos todo el dolor y la pequeñez y el esfuerzo. Así es para mí, ahora.
Hago un alto, apenas el tiempo suficiente para secarme el sudor del rostro, para lavarme las manos y tal vez tomar un vaso de agua, y me digo: «Estoy viva, estoy aquí. Y lo que hago, cuenta».
Dime, Lestat, ¿qué importancia podía tener la música, comparada con el acto de ayudar a la gente, a centenares de personas?
—Lestat —me respondió—, es eso que llamas «el conjunto de las cosas» lo que no significa nada. —Sus ojos eran grandes y límpidos—. Es cada pequeño acto lo que tiene sentido. Por supuesto que la enfermedad y el sufrimiento continuarán cuando yo haya muerto, pero lo importante es que habré hecho cuanto podía.
—Muchas noches, despierta en la cama, soy plenamente consciente de que quizá no exista un Dios personal y que el dolor de los niños que veo cada día en nuestros hospitales no será compensado o redimido jamás. Pienso en esos viejos argumentos... Ya sabes, ¿cómo puede Dios justificar los sufrimientos de un niño?
Si no lograba coger al Ladrón de Cuerpos, si no podía conseguir la ayuda de los demás, la muerte que un día había dicho desear me llegaría con el tiempo. Porque había vuelto al tiempo.

