Manuela Rivera Posada

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¿pero adónde dirige su rabia un esclavo? Podíamos sentir rabia los unos hacia los otros; a fin de cuentas, éramos humanos. Pero la corriente principal de nuestra rabia tenía que quedarse sin destino, tragada, reprimida. Querían separarme brutalmente de mi familia y mandarme a Nueva Orleans, donde estaría todavía más lejos de la libertad y nunca volvería a ver a los míos.
James
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