Miriam García

46%
Flag icon
Cuando entrábamos en la sala de interrogatorios, ya tenían listo el bolígrafo negro Monami. Creo que, ante todo, querían dejar bien claro que nuestros cuerpos no nos pertenecían, que no había nada que pudiéramos hacer por nuestra voluntad, que lo único que nos estaba permitido era sentir un dolor enloquecedor, un dolor insoportable que nos hacía mearnos y cagarnos encima.
Actos humanos
Rate this book
Clear rating
Open Preview