Maximiliano, viéndose acosado por políticos nacionales y extranjeros, por su propia familia, por su esposa, amigos y colaboradores, y siendo un hombre irresoluto, frágil, sin mayores apetitos políticos, decidió acceder al trono mexicano, siempre y cuando Napoleón III le extendiera toda clase de seguridades militares y se le demostrara que el pueblo de México deseaba su presencia al frente del gobierno y del Segundo Imperio…