Capacitaríamos a los maestros para enseñarlos a enseñar. A los estudiantes les enseñaríamos a estudiar. A ningún alumno se le había enseñado jamás a aprender. Alimentaríamos debidamente a los chiquillos para que no se durmieran encima de los pupitres, víctimas de la desnutrición y del hambre. Instituiríamos los desayunos escolares.