Santiago

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«Oír lo nunca oído es una disciplina necesaria para convertirse en buen gobernante —aseguró el maestro—. Solo cuando aprende a prestar atención a los corazones de las personas, a oír los sentimientos que no comunican con la palabra, los dolores sin expresar y las quejas no habladas, el gobernante puede albergar la esperanza de inspirar confianza al pueblo, comprender si algo está mal y satisfacer las necesidades verdaderas de los ciudadanos.»
Once anillos
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