Cada uno de nosotros tiene una manera característica de presentarse en el mundo, una presencia física y mental que marca el tono a la manera en que las personas interactúan con nosotros. Algunas personas entran en una habitación con una expresión cálida y acogedora; otras entran luciendo indiferentes y cerradas. Algunas personas tienen un primer encuentro con los demás con una mirada generosa y amorosa; otras personas ven a quienes encuentran con una mirada formal y distante. Esa mirada, esa primera visión, representa una postura hacia el mundo.