Los iluminadores, por el contrario, tienen una curiosidad persistente por las demás personas. Han sido entrenados o se han entrenado ellos mismos en el oficio de comprender a los demás. Saben qué buscar y cómo hacer las preguntas correctas en el momento adecuado. Encienden el brillo de su cuidado sobre las personas y las hacen sentir más grandes, más profundas, respetadas e iluminadas.