los psicólogos llevan a cabo experimentos de “cara inexpresiva” en los que les dicen a las madres que no respondan a sus bebés. Cuando los bebés piden atención y amor, se supone que las madres se quedan ahí sentadas, inexpresivas: con el rostro impasible. Al principio los bebés se retuercen y se sienten incómodos, luego lloran de frustración y luego colapsan de tristeza. Es una crisis existencial. Si un bebé permanece largos periodos sin que sus cuidadores lo vean, eso puede dejar un daño emocional y espiritual duradero. “El desarrollo del alma en el niño —escribió el filósofo Martin Buber—
...more