Por las noches la casa se sacude, gime y bosteza, se me ocurre que deambulan por los cuartos los recuerdos de sus habitantes, los personajes que escapan de los libros y de los sueños, el suave fantasma de la antigua dueña y el alma de Paula, que a ratos se libera de las dolorosas ataduras de su cuerpo. Las casas necesitan nacimientos y muertes para convertirse en hogares.

