More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Tal vez te enfades por no haberte despertado para despedirme, pero si lo he hecho así ha sido tan solo porque ya no confío plenamente en que sea capaz de separarme de ti.
—Sí, mi amor, estoy celoso. —Me pone una mano en los riñones y me acerca a él—. Estoy celoso de la armadura que te rodea el cuerpo cuando yo no puedo hacerlo, de las sábanas de tu cama que te acarician la piel cada noche y de las armas que te tocan las manos. Así que cuando un príncipe de tu reino entra en mi clase y empieza a hablar con la mujer a la que amo con lo que solo podría considerarse una gran familiaridad, y cuando tiene el descaro de pedirle salir con ella delante de mis narices, pues sí, me pongo celoso.
—Te he oído decir que matarías a mi nieto si daba otro paso hacia tu amada, joven. Qué absurdo y tóxicamente romántico de tu parte.
Ya tienes mi alma y ahora quieres mi dolor? Eso es avaricia, Violencia.