Justo antes de irse me ha dicho que no es malo que quiera a Ed. «No puede ser malo —ha dicho— porque el amor no sale de un grifo que puedas abrir y cerrar cuando te dé la gana», pero que tenía que recordar que mi amor no podía solucionar sus problemas, que ni siquiera el amor que Ed sentía por Natalie podía solucionar sus problemas, y que ninguna cantidad de amor, por grande que fuera, me quitaba la responsabilidad de cuidar de mi hija.

