La cuestión residía en si quería privarse de la compañía de Bill por un estúpido altercado y un montón de tonterías acerca de quién tenía razón y quién no. Ralph creía que no, y si eso significaba pedir disculpas a Bill aunque no lo mereciera, ¿qué más daba? Que él supiera, las palabras «lo siento» no mordían.

