Hacía un mes que las niñas que cantaban venían todas las tardes con la Madre Superiora, ella tocaba el armonio tan lindo, tan lindo, que yo me ponía triste. Pero la Superiora las hacía repetir y repetir el mismo canto y a veces era solamente pedacitos y se ponía furiosa y gritaba que eran unas destempladas. Me olvidé preguntar a Sor Teofilita qué quería decir destempladas.

