En esa plaza estaba la iglesia, vi que en el atrio estaba el cura con muchos niños alrededor, me acerqué, él les estaba preguntando a todos cómo se llamaban: —Y tú… La pobre es completamente bizca, dime, ¿cómo te llamas? —Nené. —¿Nené? Eso no es un nombre. —Sí, yo soy Nené. —¿Quién es tu mamá? —La agencia de chocolate. Todos se pusieron a reír, pero yo me puse a llorar. El cura le preguntó a los otros si me conocían, ellos dijeron que no, el cura me volvió a preguntar quién era mi mamá. —La agencia de chocolate. El cura me tomó de la mano y me llevó a la agencia de chocolate.

