Kindle Notes & Highlights
Para un niño, empezar a deshacer el mundo heredado es uno de los pequeños pasos paulatinos hacia construir uno propio.
Pero mi más grande rechazo, y sin duda el más escandaloso, fue hacia el judaísmo.
Como una salida silenciosa de una fiesta, sin decir nada y sin despedirme de nadie.
Ahí afuera estaba la guerra. Era algo que hasta los niños sabíamos, aunque no supiéramos por qué.
Se llamaba Regina. Tenía catorce años, el pelo negro azabache, la piel pálida y pecosa, y era más alta que yo.
Pero algo en mi mente todavía ingenua empezó a captar que los juegos y las canciones y las comidas y las charlas y aun las caminatas por el bosque tenían un mismo sentido: inculcar en nosotros no un judaísmo religioso ni un judaísmo ortodoxo ni un judaísmo reformista y ni siquiera un judaísmo laico, cosa que quizás me hubiese esperado; sino que todo el programa del campamento estaba diseñado para fomentar en nosotros el sentirse un judío entre judíos.
¿Vives en Estados Unidos?
Por eso hablas tan mal español, dijo, alumbrándome el rostro.
Yo jamás escribo a mano, y jamás escribo en un café. Pero una vez, años atrás, durante un viaje relámpago a París, escribí en ese pequeño café, a mano y de un tirón y en una serie de servilletas de papel que fui llenando y tachando como un desquiciado, una escena cardinal sobre la muerte del niño Salomón.
me pregunté si las imágenes que vemos en la infancia no son almacenadas en una bóveda distinta de nuestra memoria, una bóveda secreta, una bóveda protegida para siempre del paso de los años. Y me pregunté cuántos recuerdos de mi infancia aún mantengo ahí, en esa bóveda secreta, aparentemente olvidados, sólo esperando su tacita blanca de café.
Algo con niños de refugiados y niños de sobrevivientes. Algo, dijo, con el trauma que heredan los hijos y los nietos de una guerra.
Nachkriegskinder, dijo soltando el aire. Niños de la posguerra,
Y es que una guerra, dijo, no te...
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Nuestro miedo era una mordaza.
El sol, lejano, era un hoyo preciso de luz en el cielo.
Algunas sombras negras con uniformes negros.
En realidad nunca llegué a saber si ella me lo había dicho o si yo soñé que ella me lo había dicho; aunque en aquel mundo, en aquel lago, palabras y sueños eran lo mismo.
citando las palabras de Hitler, la tuberculosis racial de los pueblos.

