More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
—Tu puta boca —murmuró— es la cosa más obscena y encantadora que he visto nunca.
Rue. Es humillante lo mucho que te deseo.
—Venga ya, Eli. Miras a Rue Siebert como si su coño supiera a cerveza. Deja de ir suspirando por las esquinas. —Tú fuiste quien me envió a hablar con ella el otro día. Y yo no voy suspirando por las esquinas. —¿Entonces por qué te comportas así? Por Dios, has tenido más de una relación seria y nunca se te ha ido la pinza. ¿Por qué es diferente esta vez? ¿Pero tú la has visto?, quiso preguntar. ¿La has visto esta noche? ¿Has escuchado su voz? ¿Has visto la cara que ha puesto al verme? ¿Has visto su puta boca?
He llegado a la conclusión de que, si seguías aquí, quizá era cosa del destino. —Tú no crees en el destino. —Ya, nunca he creído. ¿Y tú? —Me parece un engañabobos.
Era su siervo. Cualquier cosa que deseara, Eli la haría realidad.
¿Te tengo en mi mente como una rehén de la misma forma que tú me tienes a mí? Dímelo, Rue. Quedará entre tú y yo.
Es porque contigo nunca tengo que preocuparme por ser demasiado rara, demasiado antipática, por estar demasiado fuera de sintonía. Siempre me haces sentir acertada.
ELI Estaba embelesado. Obsesionado. Enamorado.
«Quieres estar enamorado de mí. Quieres despertarte por la mañana y pensar en mí. Quieres quererme, pero no me quieres.»
No todo el mundo tiene la capacidad de amar como a mí me gusta que me amen, Eli.»
No te sorprende que no le caiga bien a la gente? —Nunca intentas fingir lo que no eres. —Nos detuvimos junto a su vehículo—. Creo que la gente se siente desconcertada, intimidada y, en general, insegura, y no sabe qué hacer contigo. —Tú no estás inseguro. —No. Pero, claro, es que a mí me gustas mucho.
Pasar tiempo contigo es una experiencia desconcertante, Rue. Nunca he conocido a nadie como tú, y sé que nunca volveré a hacerlo. Algo se formó en la base de mi garganta. —No pasa nada. Conocerás a muchas personas mejores. —¿Eso crees?
Aunque no hubiésemos coincidido en esa puta aplicación, nos habríamos conocido en esta pista, o en Kline o paseando por la calle. Y yo te habría visto, habría hablado contigo durante cinco minutos y tú me habrías mirado toda seria, curiosa e inflexible, y yo habría sabido al momento que necesitaba tener esto contigo más que cualquier otra cosa en el puto mundo.
Me gustas cuando te ríes. Me gustas cuando estás seria. Joder, me gustas a todas horas.
Si fuera capaz de amar a alguien, te elegiría a ti. En esa línea temporal, querría que fueras tú.
«Llámame si me necesitas.» Y luego, justo debajo, escrito a toda prisa, como si hubiera decidido añadirlo cuando ya estaba a medio salir por la puerta: «Llámame aunque no me necesites.»
—Lo que pienso es que la quieres. —Sí. También quiero que haya paz mundial y que mi perro viva para siempre.
Creía que a estas alturas ya me habría librado de ti. Creía que ya te habría expulsado de mi sistema. Pero es como si hubieras robado un pedacito de mí. Y temo que, cuando esto termine y vuelva a mi vida, mi forma haya cambiado. Solo un poco, pero lo suficiente como para que ya no encaje en mi solitario y anguloso agujero.
Lo que ocurre es que te importas más tú, y estás en todo tu derecho. Igual que yo estoy en mi derecho de preferir no tener a mi lado a alguien dispuesta a hacerme daño solo para salir adelante. Su mirada se endureció. —Entonces te quedarás sola, Rue. Me encogí de hombros y me marché, pensando que se equivocaba.
—Antes pensaba que los finales podían ser felices o tristes. Que las historias podían ser felices o tristes. Que las personas podían ser felices o tristes. Y creía que mi final, mi historia, yo, siempre nos decantaríamos hacia lo segundo. Le entraron ganas de estrecharla entre sus brazos, pero la dejó continuar. —Y entonces te conocí. E hiciste que, por primera vez, me preguntara si había algún fallo en aquel razonamiento. Quizá la gente puede ser feliz y triste a la vez. Quizá las historias son confusas y complicadas. Quizá los finales no siempre incluyen soluciones que lo cierran todo con un
...more
—¿Qué palabra? —Amor. El mundo se detuvo. Dio un vuelco. Luego volvió a su estado original, pero más radiante. Más nítido. Más dulce. Perfecto. —Si todavía deseas que te quiera, creo de verdad que puedo hacerlo. Porque ya lo hago —añadió Rue. Dos lágrimas recorrieron sus pómulos—. Y, si ya no lo deseas, supongo que me tocará quererte de todos modos. Pero si pudieses darme otra oportunidad… —Madre mía. —Quería reírse. Quería levantarla en brazos y dar vueltas con ella. Quería pedirle que se casara con él en ese mismo momento, antes de que cambiara de opinión. Ella apretó la mandíbula. —¿Eso es
...more
—Nunca será fácil estar conmigo, Eli. Él lo sabía. Y le encantaba. Su mayor deseo era conocer cada centímetro de ella, la chica de sus sueños, siempre tan complicada y temperamental. Se inclinó para besarla, pero antes dijo: —Creo que existen peores destinos.

