Para luchar contra esa resistencia diseñé dos estructuras. La primera, temporal: «Me voy a dedicar a esto durante una hora —me decía a mí mismo—. Me da igual si me desmayo por el esfuerzo, o si no progreso, pero durante la próxima hora todo mi mundo es esto». Desde luego, no solo no me desmayé, sino que hice algún progreso.