¿Nuestra? ¡¿El muy hijo de puta ha dicho «nuestra»?! ―Mía ―gruño, atrayendo todas las miradas. Me muevo rápido, me quito las gafas y las lanzo sobre mi hombro, rodeo la mesa y en solo un pestañeo tengo al puto Karaj sujeto por el cuello―. Es mi chica. Mi. Maldita. Mujer. ¿Lo has entendido o tengo que grabártelo en la puta frente con el cortaúñas de tu amigo?