pienso dedicar mi jodida vida a crear nuevos sentimientos para ti, tan intensos y poderosos que opacarán por completo todos los malos. ―La beso de nuevo y saboreo sus lágrimas―. Espero que seas consciente de que no volveré a dejar que te vayas. Eres mía, ahora y siempre. Tuviste tu oportunidad de vivir alejada de mí y no la aprovechaste. No te daré otra. Estoy dispuesto a encerrarte en esta casa, encadenarte a mí el resto de tus días si es necesario, pero no vas a abandonarme otra vez. ―Inspiro hondo y pego mi frente a la suya―. Tienes mi palabra.