More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
A esas amigas que siempre saber qué decir para traer luz a la oscuridad.
―Lo que quiero es follarte como nunca nadie lo ha hecho, Mía. Quiero enterrarme tan dentro de ti que sea imposible saber dónde termina mi cuerpo y empieza el tuyo, eso es lo que quiero.
Si ya pensaba que era rara, ahora estoy seguro de que algo no funciona bien en su cabeza, y eso me encanta porque no es que yo esté muy cuerdo tampoco. Supongo que entre tarados nos entendemos.
Un buen hombre dejaría que se marchara. Yo no lo soy, por lo tanto, pienso conservarla, al menos hasta que sacie mi curiosidad.
―Me sobrarían cuatro para matarte ―replica, y que me parta un rayo si no es lo más sexy que he escuchado nunca en boca de una mujer.
No puedo sacarme de la cabeza la forma en la que gemiste en mi boca cuando tenía mis dedos en tu interior.
Es mi apellido. Me llamo Gabriel Zarco.
Gruñe. En serio, literalmente gruñe como un perro rabioso
Por primera vez en mi vida me sentí avergonzado por ser quien soy,
Al mirarlo, tengo claro que volvería a matar por él, y esa confirmación me hace darme cuenta de que debo salir de este lugar cuanto antes.
Quiero que te quedes conmigo. ―¿Por qué? ―inquiero confusa. Esboza una sonrisa nerviosa y se encoge de hombros. ―¿De verdad tengo que decirlo? Estoy loco por ti. Te quiero, Mía.
―No podía encontrar una mujer sencilla, el muy cabronazo fue a por una incluso más loca que él
―Me he dado cuenta de que sí que hay vidas que valen más que otras y, para mí, la tuya es una de ellas.
pienso dedicar mi jodida vida a crear nuevos sentimientos para ti, tan intensos y poderosos que opacarán por completo todos los malos. ―La beso de nuevo y saboreo sus lágrimas―. Espero que seas consciente de que no volveré a dejar que te vayas. Eres mía, ahora y siempre. Tuviste tu oportunidad de vivir alejada de mí y no la aprovechaste. No te daré otra. Estoy dispuesto a encerrarte en esta casa, encadenarte a mí el resto de tus días si es necesario, pero no vas a abandonarme otra vez. ―Inspiro hondo y pego mi frente a la suya―. Tienes mi palabra.
―No es un insulto. Solo estoy definiendo tu personalidad en base a tu comportamiento, idiota.
. La muerte no puede separarnos. Eres mía, en esta y en cualquier otra vida. Te encontraré.
Lo amo con todo: mi alma, mi cuerpo y mi corazón. Quiero decírselo, pero las palabras se quedan atascadas en mi garganta. «No voy a despedirme aún».
No te preocupes, cielo. Tu papá se alegra mucho de verte. Enseguida se despertará y siempre estará a tu lado, protegiéndote y cuidándote. Has nacido en una familia algo peculiar. Te va a encantar, ya lo verás.