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Y ahora ella estaba muerta. Un imbécil me arrebató la única familia que tenía.
Pobre Alessandro :(
—Si tu marido aún tiene su mano cuando vuelva a casa —prosigue con voz profunda y controlada, y un escalofrío me recorre la espalda—, lo solucionaré inmediatamente.
—Eres una maldita guerrera —aseguro—. Entraste en ese campo de batalla sin armas y luchaste contra un oponente mucho más fuerte solo con tus manos.
—Te amo, Ravi —confieso sobre sus labios—. Siento haber tardado tanto en entrar en razón. Si quieres que me arrodille aquí delante de ti y te pida perdón, lo haré. Pero, por favor, ven conmigo. —Siempre. —Me abraza con más fuerza por el cuello—. Y a cualquier lugar.
El as de corazones.
—No creo que amor sea un término lo bastante fuerte para describir lo que siento por ti, Ravi —dice entre los besos—. Ojalá pudiera encontrar las palabras para describirlo. Es como una hermosa llama que envuelve mi corazón, que se ha transformado en una auténtica y ardiente locura. Todo lo demás es insignificante ante su luz.
—¿Sería raro que te pida que te cases conmigo la misma noche en que te conviertes en viuda? —murmura contra mis labios. —No lo sé. ¿Lo sería? —Me río. —¿A quién le importa? De todas formas, estamos oficialmente muertos. —Se aparta y me mira fijamente—. ¿Quieres casarte conmigo, Ravi, nena? Tomo su labio inferior entre mis dientes y lo muerdo. —Sí.
