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Según un dicho popular, el hombre tiene un corazón falso en la boca para que todos lo vean, otro en el pecho para mostrarlo a sus amigos y a sus familiares y el otro, el verdadero, el secreto,
que nadie lo conoce, salvo él, y que está oculto Dios sabe dónde.
Toranaga endureciendo su tono—. Tú y yo conocemos el infinito poder de la traición en los corazones de los hombres.
Karma era una palabra india adoptada por los japoneses de
la filosofía budista y que significaba el destino de una persona en esta vida, destino inexorablemente fijado por sus actos en una vida anterior.
«Si la verdad está ya clara, ¿de qué sirve la meditación?». —«¿Y si la verdad está oculta?» —dijo Toranaga. —«También está clara»
dónde están los hatajos de pordioseros e inválidos que emponzoñan todas las ciudades de la cristiandad?
¿Y las pandillas de salteadores y de jóvenes salvajes que indefectiblemente acechan en la sombra?
Los samuráis deberían ser versados en las artes de la paz, para ser fuertes en las artes de la guerra.
«Desde luego, el Imperio es un país
muy secreto padre, y algunas cosas, por costumbre, tienen que permanecer secretas.
Deberían seguir el antiguo proverbio que aconseja dejar abierta una línea de retirada, ¿no?
samurái muere con dignidad. Porque ¿qué es la vida para un samurái? Nada en absoluto.
tiene el derecho y el deber de morir con honor ante testigos.
Mi señor dice que, en la guerra como en la paz, un buen enemigo puede ser más valioso que un buen aliado.
Es bushido, nuestro estilo, el Camino del Guerrero, el camino del verdadero samurái.
¡Mercenarios! Soldados que sólo luchan por la paga y el botín, para saquear y atracarse. Eso fue lo que las armas de fuego
Pero debes aprender a conocer lo que piensan los demás, si quieres
beneficiarte y ser útil a tu señor. Necesito caudillos. Me sobran fanáticos».
Ahora, duerme. Karma es karma. Tú perteneces al Zen.
Entra en la Esfera donde no existen el miedo a la muerte ni la esperanza en otra vida, donde estás libre de los impedimentos de la vida y de
las necesidades de salvación. Tú mismo eres el Tao.
Karma es el principio del
paciencia es muy importante.
Si las resistes, eres paciente, y pronto comprenderás todas
las cosas y estarás en armonía con la Eternidad».
Recuerda esto: el sable es el alma
del samurái. Si lo olvida, o lo pierde, nunca será perdonado.
«Sé japonés, Anjín-san; debes serlo, para sobrevivir. Haz lo que nosotros: ríndete, sin avergonzarte, al ritmo del karma. Alégrate de las fuerzas que escapan a tu control. Pon todas las cosas en sus propios compartimientos separados y entrégate al wa, a la armonía
de la vida. Entrégate, Anjín-san; karma es karma, ¿neh?».
Iba a añadir que «una paz honrosa es mejor que la guerra»;
Toranaga se dio cuenta de que su hijo no comprendía, no comprendería nunca, pues era sólo un halcón al que lanzar contra el enemigo; duro, veloz y mortal.
Era chocante que incluso las personas más listas y astutas viesen sólo lo que querían ver, y raras veces mirasen detrás de la más tenue de las pantallas.
hacían lo pequeño grande, y lo insignificante, raro, todo en perfecta armonía.
Guarda tus ojos, te lo suplico. Incluso la noche contiene presagios del destino.
Es terrible no poder confiar en nadie, ¿eh? —¡Oh, no Anjín-san! Lo siento —respondió—. Es una de las normas más importantes de la vida.
aceptar la “derrota” has evitado dos veces la guerra. Aún estás atrapado, pero ahora tu paciencia ha sido, al fin, recompensada
¿Tienen algunos sables vida propia, como dice Mariko?
«Piensa en que la realidad está en el interior de la copa, como cálida bebida de color verde pálido de los dioses. Si te concentras en ello con fuerza...
Espada, la Joya y el Espejo.
En secreto desea ser Shogún, está planeando ser Shogún y todo apunta a ese único fin.
un ritual horrible, sin sentido y extraordinario donde la muerte se formaliza y se hace inevitable.
La vida sólo es un sueño dentro de un sueño —dijo el viejo, quien añadió con inesperada energía,
Toranaga miró aquellos ojos increíblemente azules, llenos de un odio inconcebible y se preguntó si el ave, lanzada sobre la presa, mataría o no obedeciendo su voluntad y volvería a su brazo sin comer.
«Esto es lo que nos hace únicos en el mundo —pensó, con satisfacción—. Un trato con la muerte es un trato sagrado».
Alegría, cólera, angustia, adoración, dolor, miedo y odio. El hombre que no se deja arrastrar por ellas es paciente. Yo no soy tan vigoroso como podría ser, pero soy paciente.
»La primera vez que te vi, te dije: “No hay excusa para la rebelión”. Y tú replicaste: “Hay una... ¡cuando se gana!”. Sí, Anjín-san, esto me ligó a ti. Estoy de acuerdo. Todo está bien cuando se gana.