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Kindle Notes & Highlights
Mi exmarido, que vive en la Patagonia y trabaja en una empresa petrolera, me dice que los vecinos están asustados. Yo le digo que el fascismo en general empieza con miedo y se transforma en odio.
Mi madre fue una mujer feliz hasta que se enfermó de cáncer y vino a mi casa a morir.
Todo, todo en el cuerpo es un proceso. La muerte también.
Extraño a mi marido, pero no como pareja. Extraño su amistad, sus charlas, su comida (es un excelente cocinero). Pero él necesita enamorarse y cuidar, y yo necesito estar sola.
Nunca le conté que el fantasma del chico venía todas las noches a recordarnos nuestra miseria, nuestra mezquindad y nuestra cobardía.
A los hombres nunca los queman.)
Los ojos abiertos en la oscuridad esperando al hombre en la casa. Después el sueño y darse vuelta y taparse y entonces suena el timbre, suena y no hay que ir a atenderlo porque es un niño sin cara que va a entrar corriendo, va a pasar entre sus piernas y se esconderá en la habitación de las porquerías, madre porquería, madre cenicero, las máscaras en las fiestas, mujer maravilla y freddy krueger y michael myers y barbie, baños de luna en la terraza, los dedos adentro de Tina, Tina que se duerme y se acuesta sobre Magnolia, y lo niega y lo niega y ahorcarla para que se calle, el cenicero con
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Entonces Alex se empezó a golpear las piernas con los puños. Estaba furiosa. Siempre había estado enojada con su madre, por matarse, porque era una persona horrible y distante y traumada y negadora,
I shall plunge down into the abysmal horror of madness and death–or I shall walk upon the dawn.
MARJORIE CAMERON
Ah, no lo sabés, gritó mi tía, y le arrancó la bolsa de papas de las manos. Ella se limpió la grasa de las manos en nuestro sillón.
Si me vas a seguir corrigiendo como me corregiste toda la vida y te lo aguanté porque me daba pereza dejarte, te vas. No me importa estar sola.
I could hear everything, together with the hum of my hotel neon. I never felt sadder in my life. LA is the loneliest and most brutal of American cities. JACK KEROUAC, On the Road
Así son los gringos: adoran a una chica muerta en este hotel siniestro rodeado de adictos en diversos estados de intoxicación, locura y peligro, pero por corrección no le meten la mano entre las piernas a una latina de mediana edad.
me pidió que entrara con él en la bañera y susurró necesitamos un milagro y lloramos juntos, el agua salada de lágrimas y sucia de quién sabe qué, y nos fuimos a la cama y nos dormimos abrazados, y a la mañana siguiente él se despertó hecho una fiera y una vez más le busqué la enorme vena del brazo, una vena invencible bajo la piel pecosa, y le inyecté lo que quedaba y salió a buscar más dolor y más muerte y no volví a verlo nunca más, se perdió por ahí y apareció muerto en la calle semanas después.
–¿Sabías
Sabías que las hienas hembras tienen pija? –Ay, no, de vuelta con las hienas. En la oscuridad, le escuché la curiosidad a pesar de la queja y seguí: –Bueno, tienen un clítoris en forma de pene que imita una pija. Hasta tienen escroto falso. –¿Huevos? –Sí. –Las hienas son trans. –Ni se te ocurra decirlo afuera de esta habitación.
Luzmala
No sé qué haré cuando yo misma sea vieja: espero morirme antes.
Tampoco me traumatizó: dejé de verla en cuanto pude y mi padre se encargó de su entierro y velorio, al que fui de madrugada. No había casi nadie. Se merecía ese desprecio final.
No me contagies, pensó. Mi vida es chiquita.
Los ataúdes también son una caja donde se encierra lo que debemos olvidar para seguir adelante.
Yo fui la que dije: volvamos a meterlo en la heladera.
Lo esperé una hora. Sabía que no iba a venir el cagón, cobarde, imbécil, el peor cómplice que pude tener.
Ser complementarios en las manías y las locuras era suficiente motivo para sostener la relación hasta las últimas consecuencias,
Cuando el robado lo encontró, enseguida sacó un cuchillo Tramontina y, antes de que pudiéramos pararlo, le había metido tres puntazos en el vientre al ladrón.
La mirada de alguien sobre nuestro cuerpo cuando creemos estar solas es una sensación clarísima. El peligro en la sonrisa de un hombre cuando entiende la superioridad de su poder físico es animal.

