En uno de sus pasajes, el texto, atribuido a san Pablo, afirma: «Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, pues primero fue formado Adán, después Eva. Y no fue Adán el seducido, sino Eva, quien, seducida, incurrió en la transgresión. Se salvará al engendrar hijos si persevera en la fe, en la caridad y en la castidad, acompañada de la modestia»