La historia del furor de la caza de brujas de la Europa de principios de la Edad Moderna demuestra que eliminar las barreras que obstaculizan el flujo de información no tiene por qué conducir al descubrimiento y la difusión de la verdad, sino que con la misma facilidad puede llevar a la divulgación de mentiras y fantasías, y a la creación de esferas de información tóxicas.