Un tercer principio democrático es la mutualidad. Si las democracias aumentan su vigilancia sobre los individuos, también tendrán que aumentar la vigilancia sobre el Gobierno y las empresas. No tiene por qué ser malo que los recaudadores de impuestos o las agencias de prestaciones sociales obtengan más información sobre nosotros. Esto puede contribuir a que los sistemas tributarios y de prestaciones sociales sean no solo más eficientes, sino también más justos. Lo que es malo es que la información fluya solo en un sentido, de abajo arriba.