Supongamos que paso la mayor parte de mis horas de vigilia sentado en mi habitación frente a una pantalla, jugando a juegos online, entablando relaciones virtuales o incluso trabajando a distancia. Apenas salgo, ni siquiera para comer. Solo pido que me traigan comida a domicilio. Si eres como los antiguos judíos y los primeros cristianos, te compadecerás de mí y llegarás a la conclusión de que debo de vivir en una alucinación, pues he roto cualquier vínculo con la realidad de los espacios físicos y con los cuerpos de carne y hueso. Pero si tu pensamiento se parece más al de Lutero y al de
...more