En 2019 hice una visita a Chernóbil. El guía ucraniano que explicaba lo que condujo al accidente nuclear dijo algo que se me quedó grabado: «Los estadounidenses crecen con la idea de que las preguntas traen respuestas —dijo—. Pero los ciudadanos soviéticos crecen con la idea de que las preguntas traen problemas».