Al acercamos a la Biblia, tenemos que darnos cuenta de que el pecado afecta a todo nuestro ser: nuestras emociones, voluntad y facultades racionales. Podemos fácilmente engañarnos a nosotros mismos o ser engañados por otros. Necesitamos el Espíritu Santo para instruirnos y guiarnos. Por tanto, la oración es el punto de partida esencial para cualquier estudio de la Biblia.