El problema, como ocurre con frecuencia, no fue una única mala cosecha, sino una serie de malas cosechas consecutivas. En 1315, 1316 y 1317, las lluvias torrenciales hicieron que el rendimiento de los cultivos de cereales fuera, respectivamente, un 40, un 60 y un 10 % del habitual. 61 Las temperaturas, por su parte, experimentaron un descenso considerable: cronistas del norte de Italia refieren que se congelaron los pozos, los manantiales e, incluso, las barricas de vino, y que muchos árboles murieron de frío. Por esa razón, y acaso también como consecuencia del alto consumo, el precio de la
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