No es tu culpa, me dice. Te fuiste muy joven de casa, a los veintidós años. A los veinte, mamá. A los veinte, a los veintidós, da lo mismo. Muy joven. Yo a veces pienso cómo sería la vida si te hubieras quedado en casa. Algunos se quedaron. El niño ladrón, por ejemplo. Él se quedó acá y se convirtió en ladrón. Otros también se quedaron y ahora son ingenieros. Así es la vida: te conviertes en ladrón o en ingeniero. Pero yo no sé muy bien en qué te convertiste tú.