enamorados lloran y se prometen eterna fidelidad, juran permanecer siempre juntos, ayudarse y apoyarse; vivirán en la cima de una montaña o en una metrópoli... Pero luego pasa el tiempo, un año, tres años, un par de semanas —¿te has fijado que el amor, como la muerte, tiene un tiempo que no se puede medir con el reloj ni con el calendario?—, y sus grandes proyectos fracasan, o no tienen el éxito esperado.

