era un hombre y las mujeres revoloteaban a mi alrededor, me enviaban notas e invitaciones, tanto las frívolas como las decentes, y unas ofrecían una unión para toda la vida y otras, la salvaje embriaguez de una aventura ocasional, o bien una relación clandestina que no podía durar siempre, pero tampoco acabar en un instante, algo como una larga e intrigante amistad.

