Solo hay una forma de salvarse: cargar con la responsabilidad de todos los pecados de los hombres. Amigo, en verdad esto es así, pues, en cuanto te hagas sinceramente responsable de todo y de todos, inmediatamente verás que eso ocurre en realidad y que tú eres culpable por todos y por todo. Si te hundes en la pereza y en la impotencia ante la gente, acabarás participando del orgullo satánico y murmurando de Dios.