“Tú pretendes ir al mundo, y vas con las manos vacías, con una vaga promesa de libertad: una libertad que ellos, en su simplicidad y en su arbitrariedad innata, son incapaces de concebir siquiera; una libertad que temen y que les asusta, pues nunca ha habido para el hombre y para la sociedad humana nada más insoportable que la libertad. ¿Ves esas piedras del desierto árido y ardiente? Transfórmalas en panes y la humanidad correrá detrás de ti como un rebaño, agradecido y dócil, aunque siempre estará temblando de miedo ante la posibilidad de que retires tu mano y los dejes sin pan”.