–¡Siempre estás con lo mismo! ¿Y a mí qué? ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano Dmitri? –le cortó Iván, irritado, aunque enseguida sonrió como con amargura–. Así responde Caín cuando Dios le pregunta por el hermano asesinado, ¿no? A lo mejor es lo que estás pensando en este momento.