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Kindle Notes & Highlights
La curiosidad es para él la más grande de las virtudes, así como la sabiduría es el final de todo deseo.
Ahora sabe que el silencio es la soledad.
Diferenciarse es su secreto.
La Primera Guerra Mundial hizo que los surrealistas, antes dadaístas, adquirieran la capacidad de poner el arte al servicio de su imaginación. En vista del crimen y la imbecilidad de los ejércitos, los seguidores de Breton y Freud eliminaron la razón y se abrieron al alto mundo del inconsciente.
«La locura te abre las puertas de tu interior. Cometer actos que los otros condenan te eleva a otra dimensión, saltas encima de tu propia mediocridad.»
finalidad de la vida no es prosperar sino transformarse. Cuando uno se lanza a lo desconocido se salva.
Las mentes heridas son infinitamente mejores que las sanas. Una mente atormentada es creativa.
¿Y qué es la virtud? —La virtud es la ejecución de acciones placenteras. —¿Y el vicio? —El vicio es no ejecutar acciones placenteras. La vida es muy simple; consiste en nacer, morir y, entre tanto, casarse y tener hijos. Todo lo demás, el sacrificio, la renuncia, el aislamiento, nos conduce al pecado de la esterilidad.
Estar loco es ir de un lado a otro sin saber a qué, sin saber por qué, perdiéndose en el camino. «Es vagar por lo desconocido con el abandono y el valor de la ignorancia.»
—Es de mala educación hablar de uno mismo. Let’snot get too personal, you and I.
Su narcisismo hace que Leonora sólo gire en torno a ella misma.
El arte nada tiene que ver con la derecha o la izquierda, con los comunistas o los capitalistas, y, aunque lo usan en beneficio propio, los políticos jamás podrán crearlo, someterlo ni destruirlo.
También colaboran Chagall, Calder, el inventor del móvil, Masson, para quien Nietzsche es Dios, el macabro Kurt Seligmann, Tanguy, Breton, Matta y Robert Motherwell.
—¿Qué actos son de libertad para ti? —Desafiar al que te confronta, decir lo que piensas, desnudarte en el momento en que se te antoja, llegar a la convulsión por dolor o por alegría...
En agosto de 1943, Leonora desciende al infierno y escribe de un tirón las cien páginas de Memorias de Abajo ayudada por Jeanne, la mujer de Pierre. —No sé si logré expresar el horror de aquel tiempo; lo que puedo asegurarte es que escribí en trance y sufrí como un Prometeo.