equiparando así el terrorismo de Estado con el accionar de las guerrillas. Silvia Labayru, y muchos otros que no avalan esa postura pero tienen un discurso crítico hacia las organizaciones a las que pertenecieron, ocupan una articulación paria, un espacio que puede confundirse con el del enemigo. En el caso de ella: nada a lo que no esté acostumbrada.

