Bahía Flores

11%
Flag icon
Creo que muchos padres no se llegaron a creer que nos pudiera pasar lo que nos pasó. Y otros se sentían impotentes para frenarnos. A ver quién frenaba a esta fiera. Porque éramos fieras. Yo le llegué a pedir a mi padre que me trajera en sus vuelos repuestos de armas desde Estados Unidos para la organización. Y me decía: «Silvina, ¿pero qué me estás pidiendo? Es mi trabajo». Estábamos locos. –¿Qué pensabas de esa respuesta de tu padre? –Pensaba: «Uf, qué conservador es mi padre». Sentíamos que íbamos a cambiar el mundo. Que nuestra vida era superapasionante.
La llamada: Un retrato
Rate this book
Clear rating
Open Preview