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He aquí la frase inicial de los Libros de Bokonon: “Todas las verdades que estoy por decir son mentiras descaradas”. He aquí mi advertencia bokononista: si alguien no logra entender que una religión útil se puede basar en mentiras, tampoco entenderá este libro.
Ellas también sirven a la ciencia —declaró el doctor Breed—, aunque no entiendan una palabra. ¡Dios las bendiga a todas!
Cuando la mayoría de las empresas alardea de su investigación, habla de técnicos industriales mercenarios que usan delantal blanco, trabajan con recetas y conciben un mejor limpiaparabrisas para el Oldsmobile del año próximo.
“Las sugerencias inesperadas son clases de danza que nos da Dios”.
A veces pienso que ese es el problema con el mundo: en los puestos influyentes hay demasiada gente que está muerta como una piedra.
Un wrang-wrang, según Bokonon, es una persona que aleja a la gente de cierto enfoque de las cosas al reducir ese enfoque al absurdo con el ejemplo de la vida del propio wrang-wrang.
Eran tórtolos. Continuamente se hacían pequeños regalos: paisajes admirables desde la ventanilla del avión, párrafos divertidos o instructivos de cosas que leían, evocaciones fortuitas de tiempos pasados. Creo que eran un ejemplo impecable de lo que Bokonon llama un duprass, un karass compuesto por solo dos personas. “Un auténtico duprass —dice Bokonon— no puede ser invadido, ni siquiera por hijos nacidos de esa unión”. En consecuencia, excluyo a los Minton de mi karass, del karass de Frank, del karass de Newt, del karass de Asa Breed, del karass de Angela, del karass de Lyman Enders Knowles,
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Un tarambana es alguien que se cree tan listo que no puede mantener la boca cerrada. Si alguien dice algo, él tiene que discutir. Si usted dice que algo le gusta, válgame Dios, él le explica por qué está mal que le guste. Un tarambana hace lo posible para hacerlo sentir como un idiota. Él siempre sabe más que usted.
Ah —dijo Castle—. Ese. —Se encogió de hombros—. La gente tiene que hablar de algo para mantener las cuerdas vocales en funcionamiento, para tener buenas cuerdas vocales en caso de que alguna vez haya que decir algo que realmente tenga sentido.
El tigre tiene que cazar, el ave tiene que volar, el hombre tiene que preguntar por qué, por qué, por qué. El tigre tiene que dormir, el ave tiene que aterrizar, el hombre tiene que convencerse de que entiende.
los profesores universitarios —concedí. Sacudí la cabeza—. No, creo que mi conciencia no me permitiría respaldar esa huelga. Cuando un hombre se mete a escritor, asume la obligación sagrada de producir belleza, ilustración y confort a velocidad máxima.
Doctor, ¿cómo muere un hombre cuando es privado de la consolación de la literatura? —De una de dos maneras —respondió—: petrificación del corazón o atrofia del sistema nervioso.
Bokonon nos dice: Un amante es un embustero, se miente a sí mismo. ¡Los sinceros no tienen amor, sus ojos son como ostras! Supongo, pues, que mis
Pero, como dice Bokonon, “cualquiera puede tomarse una pausa, pero nadie sabe cuánto durará”.
“Hoy seré un ministro de Educación de Bulgaria —nos dice Bokonon—. Mañana seré Helena de Troya”. El sentido es clarísimo: cada uno de nosotros tiene que ser lo que es. Y, en la mazmorra, yo pensaba ante todo en eso, con ayuda de los Libros de Bokonon.
“De todas las palabras de los ratones y los hombres, las más tristes son: ‘Pudo haber sido’”. —Qué hermosa frase, y qué atinada.
“Cuidado con el hombre que se empeña en aprender algo, lo aprende, y no es más sabio que antes —nos dice Bokonon—. Está lleno de venenoso resentimiento por la gente que es ignorante sin haberse tomado tanto trabajo”.
¡Enano, enano, enano, cómo se pavonea y hace guiños, sabiendo que un hombre es tan alto como sus esperanzas y pensamientos!