Bailar con el lenguaje implica hablarle al niño sobre “¿qué tal si?”, “¿te acuerdas?”, “¿no sería sensacional si?”, preguntas que lo invitan a reflexionar ampliamente acerca de lo que está ocurriendo a su alrededor. Y tiene un efecto profundo mucho antes de que un padre espere que su hijo en realidad entienda lo que se le está preguntando.

