la condición para lograr que el transcurso del día sea mejor es formularse las siguientes preguntas: ¿a qué hora me despierto si no suena el despertador? ¿Cuánto tiempo necesito para que mis sentidos estén a pleno rendimiento? ¿Qué tareas me resultan más fáciles por la mañana y cuáles por la tarde? ¿Existe un patrón recurrente que rija mi estado de ánimo a lo largo del día? ¿Qué sucede si entro a la oficina o salgo de ella una hora más tarde?

